viernes, 3 de octubre de 2008

RECOMENDACIONES DEL MES DE SEPTIEMBRE



  • Zara y el librero de Bagdad, de Fernando Marías (SM)



La vida del escritor protagonista del relato cambia radicalmente cuando recibe un e-mail de un extraño vagabundo, a quién la guerra civil ha dejado importantes secuelas, que le cita en el cementerio de la Florida para entregarle un manuscrito. Al mismo tiempo, descubre y se ve involucrado en la trágica historia de su vecino, un traductor e historiador árabe y su sobrina Zara, hija de un librero de Bagdad, que se exilian a España huyendo de un asesino a sueldo durante la guerra de Irak.




“Sólo por el amor viviremos”. Estas son las últimas palabras escuchadas por Max, el anciano vagabundo, de boca del poeta Antonio Machado antes de su muerte en Colliure. Según cuenta en su manuscrito, coincidió con él en el exilio republicano que se produjo tras la Guerra Civil Española. Además, el libro comienza con esta frase: “Es mentira que los muertos mueran cuando mueran. A veces les alarga la vida el amor”. Este lema parece ser el principal mensaje que Fernando Marías quiere transmitir al lector en esta magnífica obra, ganadora del PREMIO ANGULAR 2008.
Temas como la impotencia ante la guerra, el exilio, la solidaridad, la generosidad, el amor o la amistad…se abordan en el relato invitando al lector a la reflexión y al compromiso.
Los personajes están perfectamente trazados y llenos de matices. Sus historias se entrecruzan en la narración – unificadas por el hilo conductor del narrador,- y confluyen en un final inesperado.
El escritor- narrador, introduce en primera persona la historia de dos personajes principales que explican sus propias vivencias a través de sendos textos: unas memorias en el caso de Max y una carta de Khalim a su hermano Waleed justificando su conducta y su exilio.La historia de Max es la historia de un huérfano, adoptado por una importante familia barcelonesa que se ve sacudida económica y políticamente por la Guerra Civil Española. Durante su infancia tiene que ser testigo del intento de asesinato de sus padres por el llamado “Asesino de las horas” (el autor intenta aquí introducir frente al extremo realismo social de la obra, un componente de intriga más ficticio. Un ingrediente más para atraer al lector en un relato ya de por sí atractivo). Años después, pierde a su madre cuando una bomba cae junto a ella, instantes antes de ser estrangulada por este asesino – que una vez más intenta vengarse del padre de Max, un policía que, según él, le destruyó la vida-. Por último, al finalizar la Guerra, muere su padre en el exilio. Max promete que no volvera a amar para no
sufrir. Pero el destino hace que el último acto de su vida sea un acto de amor: salva la vida de Zara, el librero de Bagdad.
Waleed, el vecino árabe del escritor, acoge en su casa a su hermano Khalim y a su sobrina Zara cuando ambos huyen de Irak perseguidos por un asesino a sueldo durante la Guerra Civil. Khalim tiene que cerrar su librería cuando estalla la guerra y el hambre le obliga a introducirse en el contrabando y a involucrase en un asesinato. Max y el escritor ayudan a Waaled en esta trágica historia, entremezclándose sus vidas y sentimientos.Si nos fijamos bien Max y Zara tienen muchos elementos en común: en ambos casos sus ciudades son bombardeadas y sus madres murieron por el estallido de una bomba. También hay que hacer notar la coincidencia del exilio y, sobre todo, el acto de amor de Max y de su padre Leonardo que, en ambos casos se interpusieron entre las balas para salvar la vida a otra persona.
Por último, se incluyen referencias cinematográficas y literarias. Se citan, por ejemplo, clásicos literarios españoles como Pío Baroja o Galdós.
“Zara y el librero de Bagdad” es una obra ambiciosa, de gran calidad literaria. Un alegato contra la violencia y sobre la importancia del Amor.

“Uno no es de donde nace físicamente, ni de donde señalan las razas, religiones o banderas, sino del lugar donde es tratado con amor por primera vez”.
“A pesar de los recuerdos inquietantes, qué necesario sería, cuando la vida se tuerce, poder regresar al pasado feliz, refugiarse en ese lugar de la niñez donde impera la serenidad y sólo y importan la certeza de seguridad y el cariño de los padres”.
“La adversidad hace malos a los hombres buenos”.
“Nunca se sabe cuándo la vida va a intentar que te traiciones a ti mismo. Y sobre todo: nunca se sabe cuándo lo va a conseguir”.
“Ese día decidí que, puesto que amar se resolvía siempre con espantosos sufrimientos en aniquiladores pozos de soledad, no volvería a amar jamás. Nunca, nunca, nunca. Bajo ningún concepto. A nadie”
“A veces, lo principal no es la realidad, sino el sentimiento que hace vibrar el corazón de la persona”.